La firmeza y la amabilidad van de la mano, la una no anula a la otra, la amabilidad es igual al respeto. La mayoría de los adultos piensan que firmeza es igual a castigos, sermones u otro tipo de control, cuando esta se combina con la amabilidad significa respeto hacia el niño, hacia usted como adulto y hacia cada nueva situación. Esto genera en los niños sentimiento de conexión, además de enseñar habilidades de vida que es lo queremos que aprendan para ser los adultos que esperamos que sean.
Cuando los niños experimentan sentido de pertenencia se sienten amados, conectados con los adultos significativos que tienen a su alrededor ya que todos necesitamos creer que sí encajamos, que tenemos un lugar especial en el mundo y que podemos hacer contribuciones a favor de quienes nos rodean. Todos necesitamos saber que somos valiosos por lo que somos y no por lo que hacemos, por ello, ten presente estas 10 formas de conectarte con los niños para lograr una relación más amorosa y un buen comportamiento que perdurará a largo plazo:
Estar presentes: Ten espacios para compartir, jugar, conversar sin que los aparatos electrónicos estén a tu alcance.
Aceptar: Saca tiempo y espacio para conocer a tu hijo, saber sus gustos y lo que no le gusta, no hay que obligarlos a ser sociables si ellos no están preparados para serlo. Poco a poco aprenderán.
Involucrarlos: Desde pequeños debemos enseñarles que cooperen y ayuden en las labores del hogar, así a medida que crecen no tendremos que quejarnos por no ayudar con sus cosas; al tomar decisiones démosle la oportunidad que nos digan que piensan, cuáles son sus deseos, tenerlos en cuenta en las decisiones que tomemos los hará sentirse bien, aunque ellos no tengan la última palabra.
Escucharlos: Para escuchar hay que hacerlo con una actitud de interés, mostrarse abiertos a las preguntas que tengan, comprobar los sentimientos de los niños, no presuponer, dedicarles tiempo y escucharlos con respeto.
Validar: Los niños están en constante aprendizaje, cometen y van a cometer errores, por ello, así no estemos de acuerdo demostremos que los entendemos y queremos ayudarlos a mejorar con paciencia y amor.
Reconocer: Demos ejemplo de humildad ofreciendo disculpas sinceras, reconociendo nuestra equivocación y enfocándonos en soluciones. Realiza acuerdos con tus hijos para que las situaciones no se vuelvan a presentar.
Respetar: Respetemos su ritmo, ellos no son tan rápidos como nosotros y sus necesidades son diferentes a las nuestras. Ofrezcamos opciones limitadas, no humillemos, no pongamos apodos ni digamos palabras ofensivas.
Confiar: Confía en tu cambio y en el cambio de los niños. Los niños tienen mucho que enseñarnos.
Preguntar: Tus hijos te escuchan cuando ellos se sienten escuchados. En lugar de ordenar, pregunta: ¿Qué aprendiste de ello? ¿Qué estabas tratando de lograr? ¿Qué sientes después de lo sucedido?
Pasar tiempo juntos: Planeen actividades juntos: dar un paseo, leer un libro, cocinar juntos, compartan lo que más les gustó del día, etc. Pasa tiempo de calidad con cada uno de tus hijos.
Recuerda que tus hijos son el “proyecto de vida más importante” y no debemos dejar la crianza solo al instinto y al azar, hay que hacerlo a conciencia y con ánimo, gózate a tus hijos y mira cada más comportamiento como un “reto” para ensañar una “habilidad para la vida”.
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